Van algunas conclusiones que tengo guardadas desde hace rato.
Los partidos políticos de oposición a Morena y su bloque, se van a tener que perder el “asquito” ese que se tienen, pensando que solos pueden darle la pelea a lo que ese partido representa hoy, al acumular el gran poder que da la presidencia de la República, algunas gubernaturas y la cómoda mayoría de que gozan en el Congreso de la Unión.
Es compleja la situación de la oposición, cuyas estrategias no le hacen ni cosquillas a la 4T.
Es la sociedad civil organizada la que en sus muy diversas expresiones le ha dado la pelea al gobierno de Morena cuando se han tomado decisiones equivocadas o al menos polémicas.
El mensaje del 2018 fue muy claro, pero parecen no leerlo correctamente.
Ahí andan unos a otros haciéndose el feo, como si solitos fueran suficientes para darle un equilibrio a la vida democrática de México, cosa que urge.
Pero no, parece que prefieren perder al país que perder al partido.
Pedirle la renuncia al Presidente es absurdo, su triunfo es el más legítimo y democrático del que tengamos registro en la historia postrevolucionaria de nuestro país.
Sin embargo pedirle cuentas al gobierno no lo es, buscar un contrapeso sano tampoco.
Es fundamental obligar a la clase gobernante a hacer política, a negociar, incorporar voces distintas, encontrar equilibrios y gobernar para todos, hablar para todos, trabajar para todos.
Pero si se siguen teniendo ese “asquito” nada de eso va a suceder.
Las ventajas que puedan tener no son generadas por ellos, sino por la falta de resultados en algunos rubros del gobierno hasta el momento.
También por la fratricida guerra entre los grupos internos de poder en Morena que se sienten eternos en el poder, pelean con todo, se dicen de todo y se acusan de todo.
Ya sabemos en qué terminan esas historias. Sabemos que ellos no saben que así van a terminar.
Sabemos que creen que a ellos no les va a pasar lo que a otros, pero también sabemos que sí les va a pasar.
Pero eso no mejora la oferta política de la oposición, no alimenta en positivo su discurso ni borra los malas gestiones o la falta de resultados que en algunos aspectos tuvieron cuando estaban en el poder.
López Obrador vendió mejor sus errores que ellos sus logros, pero estaban tan seguros de que a ellos no les iba a suceder lo que les sucedió, hasta que les sucedió. Así como a los de ahorita.
El gobierno federal, la 4T, Morena y sus aliados tienen todavía muchas cartas bajo la manga.
Ya tienen a carta de Emilio Lozoya y le van a sacar toda la raja política que puedan.
Lo mismo harán con la del exgobernador de Chihuahua, César Duarte, quien fue detenido en Estados Unidos el mismo día en que el presidente López Obrador estuvo de visita en ese país.
Y aunque nieguen que hubo un acuerdo para ello, nadie les cree.