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Buena noticia: la sociedad civil se apropia de los partidos de oposición

por Marcos Pérez Esquer

En el México de hoy no es infrecuente ver cosas que nunca antes habíamos visto, pero lamentablemente para mal, es decir, por lo general, nos enteramos de aspectos negativos que llegan a niveles nunca antes registrados, como la cantidad de homicidios dolosos, por ejemplo, o los otros muchos delitos que también han visto un máximo histórico de tasas anuales en este sexenio.

O bien, decisiones gubernamentales que jamás habríamos imaginado, como el ecocidio que ha significado el Tren Maya, o las pésimas decisiones del sector salud que condujeron a un récord internacional de muertes durante la pandemia, o la rifa de un avión que no fue rifa, o que en Veracruz se encarcele a una jueza por cumplimentar un amparo, o que se emita orden de aprehensión contra una reportera por una columna que escribió.

Que una alcaldesa de Tlalpan con responsabilidad en la muerte de 19 niños y 7 adultos por el derrumbe del Colegio Rébsamen llegue a la jefatura de gobierno de la capital del país, y que, luego, con responsabilidad en el derrumbe de la Línea 12 de Metro en el que fallecieron 26 pasajeros, pueda ser presidenta de México, es otro ejemplo de algo que parece propio de una novela distópica, pero que hoy es una realidad hasta hace poco inconcebible.

Podríamos seguir dando ejemplos de estas desgracias que ahora se suceden casi a diario, y que, hace apenas unos años, de haberlas imaginado, habríamos pensado que jamás podrían suceder.

Hemos ido normalizando lo impensable y agotando nuestra capacidad de asombro. Incluso muchas de las cosas que dice el presidente de la República, muchas de sus burdas mentiras, de sus innecesarios ataques, de sus aseveraciones sin sentido, de haberlas dicho cualquier presidente anterior habrían constituido un escándalo.

Sin embargo, ahora estamos a unos cuantos días de empezar a ver algo que, siendo también inédito, se coloca claramente del lado de los aspectos positivos de la vida pública: el hecho de que sea la sociedad civil la que implemente un mecanismo para proponer una candidatura a los partidos de oposición.

Desde hace años hemos escuchado a los partidos hablar de su supuesta alianza con la sociedad civil, de su apertura hacia la misma, de su cercanía con ella, pero hoy, eso puede resultar cierto por vez primera.

Lo inédito ahora -y muy positivo-, es que la propuesta de quién será la o el candidato de la alianza opositora surgirá directamente de la sociedad civil sin la intervención siquiera de los partidos políticos.

Los partidos se limitarán a esperar el resultado del ejercicio que realice la ciudadanía, para luego hacer suya la propuesta que de ahí surja, y registrarla como propia.

Las organizaciones de la sociedad civil que, preocupadas por el derrotero que está tomando el país bajo la conducción de Morena, han decidido hacer algo para corregir el rumbo, dispusieron conformar un grupo de notables denominado Consejo Electoral Ciudadano, presidido por Leonardo Valdés, quien antes presidió el INE, integrado además por otros exconsejeros del INE como Arturo Sánchez, Marco Baños, Teresa González Luna, Rodrigo Morales, Rosa Mirón Lince, y personas como María del Carmen Alanís, ex presidenta del Trife, Marie Claire Acosta, experta en derechos humanos, María Elena Morera, expresidenta de México Unido Contra la Delincuencia, y los prestigiados académicos Sergio Aguayo, y Guillermo Sheridan (sí, el que descubrió el plagio de tesis de la ministra Yasmín Esquivel), quien tendrá a su cargo diseñar y operar un mecanismo para seleccionar a una persona que pueda abanderar al conjunto de la oposición de cara a la elección presidencial de 2024, y proponer esta candidatura a la alianza del PAN, PRI y PRD para que la registren como suya.

Estos partidos, por su parte, ya han acordado aceptar el planteamiento, de suerte tal, que estarán observando ese proceso, acompañándolo en lo que legalmente sea viable, y respaldando su resultado final.

Así, por primera vez en México, la persona que contienda desde la oposición por la presidencia de la República, emanará directamente de la sociedad civil, y no de los partidos postulantes.

Antes, siempre fue al revés, los partidos decidían su candidatura, y luego invitaban a la sociedad civil a apoyarla. Insisto, es inédito y muy positivo, porque ahora sí que los partidos -al menos estos tres-, aceptan fungir como instrumentos de la sociedad, algo que todos los partidos debieron ser siempre, pero que, como hemos visto, el proceso de partidización de la política mexicana terminó por alejarlos de la ciudadanía.

Espero que esto sea el comienzo de un proceso de reivindicación de los partidos, y de una redignificación de la política.

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