Este 2023 será un año donde se acentuarán las desigualdades exacerbadas por la pandemia de Covid-19 en 2020, ya que la desaceleración económica aumentará el desempleo e incrementará los trabajos precarios.
Esto lo advierte la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su reciente informe “Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2023”.
El organismo prevé que el empleo a escala mundial aumente tan solo un 1%, lo que representa menos de la mitad del crecimiento registrado en 2022.
El documento también señala que el desempleo mundial se incrementará en al menos 3 millones de personas, hasta alcanzar un total de 208 millones de desempleados, lo que supone una tasa de desocupación global del 5.8%.
No obstante, añade, esa cifra se eleva a 473 millones de personas desempleadas cuando se incluyen a quienes desean trabajar, pero que no buscan empleo activamente, ya sea por falta de motivación o por tener que cumplir otras obligaciones, como el cuidado de hijos o familiares.
En consecuencia, el mundo seguirá sin recobrar los niveles de desocupación previos a la pandemia, periodo desde el cual se han sumado al desempleo un total de 16 millones de personas, estima el informe.
Por otra parte, la OIT advierte que la desaceleración económica obligará a más trabajadores a aceptar empleos de menor calidad, mal pagados y carentes de seguridad laboral y protección social, acentuando así las desigualdades por el Covid-19.
Por lo tanto, indica que esos empleos serán con frecuencia insuficientemente remunerados y, en ocasiones, no contarán con las horas de trabajo necesarias.
Adicionalmente, tomando en cuenta que los precios aumentan a un ritmo más rápido que los salarios, puntualiza, la crisis disparará el número de personas en situación de pobreza.
El organismo explica que el empeoramiento de la situación obedece principalmente a nuevas tensiones geopolíticas y al conflicto de Ucrania, así como a la dispar recuperación tras la pandemia y a las frecuentes interrupciones de las cadenas de suministro a escala global.
Todo esto ha dado lugar a una situación de estanflación, que conjuga simultáneamente una inflación elevada y un crecimiento económico insuficiente, algo no visto desde la década de 1970.
La situación de las mujeres y de los jóvenes en el mercado de trabajo será particularmente adversa, recalca la OIT.
En el mundo, la tasa de participación de las mujeres en la fuerza de trabajo alcanzó el 47.4% en 2022, frente al 72.3% de los hombres. Esa diferencia implica que, por cada hombre económicamente inactivo, haya dos mujeres en la misma situación.
Por su parte, indica el informe, los jóvenes de 15 a 24 años deben afrontar graves dificultades para encontrar y mantener un empleo digno.
En este grupo de la población, la tasa de desempleo es 3 veces superior a la de los adultos. Más de 1 de cada 5 jóvenes, es decir, el 23.5% no trabaja, no estudia, ni participa en algún programa de formación, lo que se conoce como los llamados jóvenes “nini”.
En el caso de América Latina y el Caribe, donde se ubica México, se prevé que el aumento anual del empleo se sitúe en torno al 1%, mientras que en América del Norte, el aumento del empleo será muy leve o inexistente en 2023, y se producirá un repunte de la desocupación, según la OIT.
Ante este panorama adverso, es necesario que en nuestro país se fomente el trabajo decente, sobre todo formulando políticas que favorezcan el empleo de mujeres y jóvenes.
Los puntos clave de estas políticas serían: fomentar el empleo formal, buscar un incremento de la productividad aparejado de los salarios, establecer programas de formación para el trabajo, erradicar la discriminación laboral en todas sus formas, y estimular la participación de las mujeres en el mercado laboral, así como en todos los sectores económicos.