Por Germán Lohr
No cabe duda que la crisis en Ucrania y Rusia han puesto de cabeza al mundo sobre todo en cuanto a las alzas desmesuradas en granos básicos y precio de los energéticos sea el gas y las gasolinas.
No se diga a sectores sensibles como la industria en general en cuanto a las cadenas de suministro que ya venían emproblemadas por la pandemia y las diferencias entre Estados Unidos y China.
Pero bueno, en el caso particular de los granos básicos los últimos dos años han sido de incrementos descomunales en el maíz, soya y trigo cuyas compras en el exterior superan los 20 mil millones de dólares.
Al respecto, es pertinente comentar la reciente columna en El Economista, de su director y colega Luis Miguel González, acerca de si el gobierno de López Obrador tenía un plan específico para tratar este asunto.
Para nadie resulta extraño que el aumento del pan y la tortilla ha impactado al consumidor final y la inflación casera a lo largo de los dos últimos años post-pandemia cada vez más que recrudecida con el conflicto bélico.
Se conoce a través de la FAO y sus estadísticas que Rusia y Ucrania son ambos grandes productores y exportadores de granos al menos de 30% de las ventas mundiales. Todo esto junto a problemas de sequía y temperaturas extremas en Canadá, Estados Unidos, y Eurasia ha repercutido sin duda más de la cuenta.
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También sabemos que estados como Sonora y Sinaloa grandes productores de estos granos han visto mermadas sus otrora potencialidades a un cuarto de siglo después de la entrada en vigor del TLCAN ahora T-MEC para paliar este aumento.
A todas luces seguimos siendo grandes importadores de granos al contar cada vez menos con incentivos para hacer del campo mexicano un gran productor y exportador. Nuestra autosuficiencia alimentaria sigue en el discurso de los políticos, pero en los hechos no hay ni planes ni programas gubernamentales.
Luego entonces nuestra seguridad alimentaria sigue puesta en duda con todo esto que nos toca presenciar más aún que la SEGALMEX, el organismo público creado en 2019 no ha dicho esta boca es mía.
Por el contrario, sigue sin justificar las observaciones de la Auditoría Superior de la Federación respecto a las observaciones por compras de granos supuestamente fraudulentas.
A estas alturas dichos incrementos desmesurados impactan fuerte la inflación en general que ya que a la fecha supera el 7% y afecta a las personas sobre todo de ingresos bajos y medios que destinan el 50% de sus ingresos a la compra de alimentos.
Ahora bien, en lo que se refiere a un plan para enfrentar dichos incrementos no se han visto señales claras por ningún lado simplemente la tan cacareada descentralización de la Secretaría de Agricultura antes Sagarhpa en Cajeme sigue en veremos.
En estos más de tres años que lleva el sexenio no se ha logrado concretar con éxito mucho menos sortear esta problemática y resulta fácil sacar conclusiones que el campo no ha sido la gran prioridad gubernamental.
Desconocemos cuando se resolverá el conflicto bélico, pero no es excusa para intentar revertir estos descomunales precios de los granos en el corto y mediano plazo.
Tenemos un campo cada vez más descapitalizado y no hay grandes inversiones en puerta y, por el contrario, todo es y ha sido para los grandes proyectos prioritarios del sexenio.
Ojalá más pronto que después veamos algunos apoyos e incentivos al campo mexicano ya que como dice el viejo refrán el horno no está para bollos ni la novia para tafetanes.
He dixi.
