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Agua limpia para todos en México

por Staff Sergio Valle

Por Germán Lohr

Estoy leyendo un libro muy reciente que se titula Futuros México Hacia 2050 de editorial Debate en el que se tratan los 15 retos hacia el 2050.

En esta ocasión abordaré el segundo denominado justamente como el título del presente artículo.

En su introducción destaca un pequeño apartado al lector que resume su esencia al mencionar que el agua es uno de los recursos escasos y estratégicos menos comprendidos e, incluso, en riesgo a nivel mundial.

Tan solo 2.5% del agua del mundo es dulce y casi toda está atrapada en los polos, por lo que disponer de agua limpia para todos, y todos los usos, es un asunto complejo y de naturaleza múltiple.

Más aún si el agua la contaminamos o despilfarramos, o simplemente abusamos de ella ya que su cantidad es limitada y no toda es de buena calidad.

Nuestro país, a pesar de que llueva mucho en el sur-sureste, solo posee 0.1% del agua dulce disponible en el planeta.

El volumen promedio de agua que se obtiene cada año por precipitación se mide por kilómetro cubico y el dato promedio es de 1489 km3 del cual, la mayor parte casi, 75%, regresa a la atmosfera por evapotranspiración.

Luego entonces contamos como país con alrededor de 469 km3 de capacidad de agua al año, cifra superior a varios europeos, pero inferior a Estados Unidos (3051), Canadá (2902) o Brasil con (8233), algo así como 18 veces más este último que el nuestro.

En el caso particular de Sonora, ya sabemos que vivimos en el desierto con escasa disponibilidad regional al año, y que uno de nuestros graves problemas es la sobreexplotación de los acuíferos de los cuales depende la producción agropecuaria y minera de la entidad y no se diga las ciudades.

También sabemos de las amenazas de la intrusión salina y de los problemas de los organismos operadores de este vital servicio público que entre otras cuestiones no tiene personal profesional y técnico calificado ni cuenta con una buena medición o sistematización de sus procesos.

Si queremos mejorar la gestión y buena administración del vital líquido más nos vale contar con una visión integral u holística en el corto plazo sobre todo multidisciplinaria que abarque desde ingenieros a actuarios y ecólogos y buenos comunicadores.

Se conoce por tirios y troyanos que los organismos operadores en su gran mayoría funcionan con criterios políticos y clientelares desdeñando el ámbito técnico dejando que los congresos ajusten las tarifas anualmente si se puede.

Sin embargo, adolecemos de una cultura del agua ya que la que tenemos es la del no monitoreo o de la poca valoración del recurso, la del no pago justo y del desperdicio y de que es infinita y la verdad no es tan abundante como a veces se piensa.

El agua no solo es la que sale del grifo o de la llave es un bien escaso que forma parte de un ciclo natural que no se debe interrumpir, tampoco alterar.

El agua hay que verla como un activo integral y exigir que en su manejo se coordinen los tres órdenes de gobierno junto con los empresarios y los académicos sin olvidar al sector social.

Creo que el futuro depende y va depender cada vez más de la disponibilidad del recurso al igual que de su uso eficiente y hay que ver que esta no solo es vida, también es destino.

En suma, no todo se resuelve con la simple aritmética de lo fácil o de una simple jugada de pizarrón, me refiero, a que no todo es aumento de tarifas, ya es hora que Hermosillo y Sonora cobre conciencia de una mejor cultura del agua.

He dixi.

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