100 días de deterioro democrático

Marcos Pérez Esquer

El domingo pasado, en el contexto de los primeros 100 días de su gobierno, Claudia Sheinbaum pronunció un discurso en el que, lejos de concitar la unidad nacional y la cohesión social, continuó con la narrativa ideológica, facciosa y polarizante de su antecesor.

No le habló a todas y todos los mexicanos, le habló solo a su segmento. De hecho, calificó a sus críticos de hipócritas conservadores. No es un asunto menor, esta narrativa refuerza la confrontación e impide el debate plural y democrático, pero también invisibiliza las críticas fundamentadas. No es buen augurio.

Pero más allá del estilo discursivo está el contenido mismo, y sobre todo la falta de contenido, porque es más lo que se omitió que lo que se dijo. Y mucho de lo que se omitió tiene que ver con el proceso de deterioro democrático que México está viviendo. Veamos:

1. Se festinó la elección judicial del próximo 1 de junio, pero se obvió el hecho de que no es sino una maquinación para capturar al Poder Judicial. La decisión popular en las urnas pierde todo sentido cuando todas las candidaturas serán “palomeadas” por la 4T. Pronto tendremos como jueces a puros incondicionales de Morena sin merecimientos técnicos. Nada sano para la República. Se anuncia un Plan México para atraer inversión extranjera, pero la reforma judicial genera incertidumbre y la espanta.

2. Se asegura que la desaparición de los organismos autónomos y el traspaso de sus funciones al gobierno permitirá su mejora, pero se esconde el hecho de que en realidad se trata de un atropello que busca una mayor concentración de poder y el debilitamiento de los contrapesos democráticos. Además, la desaparición de entes como el IFT, la CRE y la Cofece, deteriora la regulación y la certidumbre en los sectores de las telecomunicaciones y la energía, y la competencia económica en general, generando un ambiente adverso para las inversiones y los negocios.

3. Nada se menciona sobre el desmantelamiento del sistema de transparencia. La desaparición del INAI implica eliminar el andamiaje institucional en materia de transparencia en el contexto de un gobierno sumamente propenso a la opacidad. Regresamos al tiempo en el que solo se entregaba la información pública que el gobierno quería.

4. Se reafirma un supuesto compromiso contra la corrupción, pero sin mencionar casos específicos, ni investigaciones recientes, ni sanciones ejemplares. En realidad el abandono del combate a la corrupción salta a la vista. Segalmex fue mencionada solo para anunciar su fusión con Diconsa, pero nada sobre el desvío de los 11 mil millones de pesos. Esto, mientras el 70% de las compras públicas se hacen por adjudicación directa.

5. Del Estado de Derecho ni una palabra, y claro, su debilitamiento ha sido más que auspiciado desde la propia presidencia. En el discurso Sheinbaum asegura que “nada ni nadie está por encima de la Constitución”, pero olvida que hoy mismo está desacatando decenas de resoluciones judiciales que le ordenan suspender la elección judicial. Olvida que desacató la resolución judicial que le ordenaba no publicar la reforma judicial, y también la que le ordena eliminar tal publicación del Diario Oficial.

6. Nada tampoco sobre la creciente militarización. En una clara regresión autoritaria y una afrenta a los derechos humanos, se adscribió la Guardia Nacional a la Sedena, y se le asignaron más proyectos al Ejército.

7. El uso clientelar de los programas sociales se esconde tras el argumento de que ahora se reparte al pueblo lo que antes se usaba para la compra de votos, omitiendo el hecho de que ese fue precisamente el uso que AMLO dio a los programas sociales en una magnitud nunca antes vista.

El discurso fue más un autoelogio que un balance objetivo; y más que informar, buscó ocultar el deterioro democrático en que estamos inmersos.

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